lunes, 27 de junio de 2011

Leyendas de Colombia

a continuación algunas leyendas de mi país Colombia

LA CANDILEJA
Se aparece en el Huila en las noches oscuras en forma de tres estrellas de fuego que se desplazan a gran velocidad y que producen un ruido macabro. Generalmente persigue a los padres alcahuetes, a los maridos infieles y a los borrachos.
Dice la Leyenda que había una señora que tenía dos nietos a los cuales mimaba demasiado, les daba gusto en todo y les celebraba todas sus picardías. Un día los nietos ensillaron a su abuela como a una mula y montaron sobre ella por toda la casa. La abuela falleció y fue condenada a pagar su irresponsabilidad en la crianza de sus nietos, viajando por el mundo en forma de tres llamaradas que simbolizan el alma de la abuela y la de sus dos nietos.
A menudo su luz se confunde con la de las guacas, haciendo correr a quienes la observan con el fin de marcar el tesoro para después desenterrarlo; Sin embargo, dicen los vaquianos que la luz de la Candileja es roja, mientras la de las guacas es amarilla. Para ahuyentar la candileja, las personas deben enfrentarla con machetes, gritándole groserías e insultándola por alcahueta. Generalmente se aparece en las casas solitarias o abandonadas, cerca a las guacas y en los ríos crecidos.

LEYENDA O MITO LA PATA SOLA

Habita entre la maraña espesa de la selva virgen, en las cumbres de la llanura. Con la única pata que tiene avanza con rapidez asombrosa. Es el endriago más temido por colonos, mineros, cazadores, caminantes, agricultores y leñadores.

Algunos aventureros dicen que es una mujer bellísima que los llama y los atrae para enamorarlos, pero avanza hacía la oscuridad del bosque a donde los va conduciendo con sus miradas lascivas, hasta transformarse en una mujer horrible con ojos de fuego, boca desproporcionada de donde asoman unos dientes de felino y una cabellera corta y despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad.

El Gritón
Del Gritón se dice que era el alma en pena de un arriero que al filo de la media noche gritaba con fuerza desde un monte alto y su llanto se sentía a varias leguas a la redonda. Quienes lo han visto aseguran que usaba un sombrero alón y fumaba un tabaco e iba en una mula negra de orejas grandes. Si alguien le coreaba el grito, entonces el gritaba más duro para dejar sorda a la persona que lo remedaba.


El Mohan:
Esta es una de las más tradicionales narraciones de nuestro país, cuya ubicación no ha sido exactamente establecida ya que para muchos pertenece a la tradición de los andes huilenses, para otros al Departamento del Tolima y hasta de la región antioquena, razón por la que se le conoce con diversos nombres, tales como: El Mohan de Yarumal, El muan, El Tigre Mono, El Mohan del Tolima, entre otros.
Juan de Castellanos, en su obra Elegías de hijos ilustres de Indias, no hablaba de uno solo sino de varios Mohanes a los que definía como los curanderos de la época, quienes vivían en las playas del rio Yuma y sus alrededores. Según el autor se trataba de hombres que moraban en cavernas, fumaban tabaco y solían raptar a las mujeres que más les gustaban entre las que iban a los ríos o quebradas a lavar ropa. A su vez consideraba a este personaje como la matriz de una serie de leyendas sociales y religiosas.
En el libro Mitos y leyendas de Colombia de Iván Salazar Duque se le define como un ser de aspecto monstruoso, corpulento, de muy larga cabellera con la que cubre la mayor parte de su cuerpo, cara tosca y de miedoso aspecto; Según el autor son muchas las versiones que sobre el actuar de este personaje existen, sin embargo, en general, los pescadores de la región andina lo definen como travieso, andariego, buscador de aventuras, maligno, enredador y busca pleito con ellos, mientras que a las mujeres se les presenta como un sátiro, engañador enamorado y sucio.
A su vez, Fabio Silva Vallejo, en su libro Mitos y leyendas de Colombia, hace referencia al Mohan como el mas legendario, conocido y respetado de la mitología tolimense. Aquí se llama a este personaje también El Poira, es decir, el Mohán travieso, enamorado libertino y raptor, esta es su especial caracterización de gran perseguidor de muchachas casaderas que apenas han traspasado el umbral de la pubertad; atrayéndolas hacia él con artificios.
Silva vallejo afirma acerca del aspecto físico del Mohan, que son muchas las definiciones que se han dado de acuerdo con el lugar: por ejemplo en Ambalema es un hombre pequeño, musculoso, de pelo "candelo" barba áspera y dura, ágil, vivaracho y en exceso sociable; en Coyaima y otras regiones aledañas, el Mohan "era un oso negro como un tizón", tenia negra su piel y su larga cabellera, de temperamento huraño, huidizo y desconfiado; poco mujeriego, pero más feroz. Era poseedor de encantamientos y guacas alrededor de los charcos que habitaba, tesoros celosamente cuidados, haciéndolos prácticamente inconquistables. "Su mirada era maléfica y sus persecuciones muy funestas".
En Chenche, por lo contrario, es un hombre de mediana edad, alto, de nariz aguileña, ojos negrísimos, larga y espesa barba, así como largos y cabellos con los cuales cubría su desnudez; sus manos eran finas, de largos dedos y alargadas uñas, boca grande y dentadura toda de oro.
Sin importar el lugar de donde realmente haya surgido el Mohán o sus características físicas, lo queda claro es que se trata de un personaje que ha trascendido a través de los tiempos y ha acompañado el desarrollo de los pueblos

La Muelona
Muy similar es ésta a la Patasola y con las mismas características. Solo que la Muelona se presenta siempre como una mujer muy hermosa, aunque provista de una enorme dentadura. Se dice que persigue a los hombres incautos, enamoradizos, en los caminos solitarios, mostrándose incitadora como una mujer normal y bonita.
De esa forma cae en sus redes y son arrastrados por ella, maliciosamente, hasta un lugar más apartado donde los devora triturándolos con su fuerte dentadura. Por otro lado, persigue a los enamorados, a los borrachos, a los contrabandistas o a quienes andan en malos pasos y a los que acostumbran viajar solos por los montes.
Con su dentadura tritura todo lo que se le atraviese y su poder destructor es tremendo; muchas veces en la espesura o en la oscuridad solitaria se escucha el macabro triturar de sus molares.
Otra versión de este personaje se encuentra en el libro Mitos y Leyendas de Colombia, cuyo autor es Iván Salazar Duque. Aquí se dice que antes de convertirse en un monstruo fabuloso la Muelona fue una mujer esbelta que animaba riñas y garitos. Sabía leer la suerte, gozaba con las peleas de los gallos y sobre todo enloquecía a los hombres con su voz nocturna y la risa salvaje que alumbraba la noche.
Ahora, Celestina de los bosques, vaga por entre los ríos, acecha sigilosa entre los pantanos, las encrucijadas y los árboles de tronco podrido. Bella como antes del hechizo, con la risa fastuosa y la voz de contralto, atrae de nuevo a los hombres. Antropófaga de los charcos, en noches sin estrellas, en crepúsculos estremecidos por la lluvia, los llama con insinuaciones de abismo. Entre los susurros y las adormideras, allí los devora con los dientes de bestia y la mandíbula feroz.
Cómplice de la mandrágora, seductora del Valle de los Helechos, nadie conoce mejor que la Muelona los secretos de la lujuria, los lazos de su risa maléfica y sus precipicios. Por eso sonríe malvada entre los cactus. Sabe que la atracción es irresistible, que de nada valen conjuros y talismanes ante la tentación de su presencia en medio de la tarde.

EL Fomagata
Este perverso personaje de la mitología es descrito como un ser feo, zoomorfo, con un solo ojo, cuatro orejas y ****, con funciones de demonio, malgeniado y cruel; también cuentan que había sido castrado y que tenía una fuerza similar a la de Hércules.
Estuvo gobernado por el terror durante cien años y al morir exhaló una nube hedionda que cubrió toda la tierra, marchitó las flores y apestó las mismas fieras. Se dice que este "dios borrachín" se divertía escondiendo los ríos debajo de la tierra y cierto día se devoró tres luceros, por lo que los dioses se enojaron. Luego de ello se escondió en las nubes, pero Quemuenchatocha, el dios del aire, lo derribó de una bofetada y no pudo escapar a su castigo

La Bachué
La que popularmente conocemos como la diosa Bachué, en ese entonces era llamada en lenguaje indígena Furachogue, es decir " La mujer benéfica". Se consideraba la protectora de las cosechas, del entorno ecológico, del bienestar humano y del trabajo. La leyenda cuenta que esta diosa emergió de una laguna cerca de Tunja con uno de sus hijos quien tenía aproximadamente tres años. Luego de haber cumplido con su papel de protectora, vivir en la tierra algunos años y tener varios hijos más, regresó a la laguna convertida en una serpiente.
Generalmente se le describe con formas totalmente femeninas y sin deformidades, aunque hay quienes la describen con ciertos rasgos de animalidad, como la Madremonte. Es fácilmente comparable con la Madre de Agua y la Madremonte, debido al doble papel como deidad acuática en su origen y destino final, además de haber sido terrestre en su vida por años junto a los hombres.
Su culto estuvo bastante extendido durante la época de la colonia por todo el actual territorio Cundiboyacense. El principal culto que se rendía a esta diosa consistía en ofrendas de cosechas y sacrificios ceremoniales con resinas, yerbas e incienso

La Llorona
Dice Milagros Palma en su obra La mujer es un cuento, al referirse a este popularísimo mito:
"Cuentan que la Llorona es el alma en pena de una mujer despojada de sus hijos, por eso su llanto errabundo. En algunos relatos aparece una mujer enloquecida quien no aguantó la miseria, acabando con ella y sus hijos. Entonces el alma quedó vagando por los pueblos, preguntando por sus hijos y lamentando su tragedia".
La Llorona es pues, independientemente de las circunstancias y variantes que cada región le de a su identidad, un mito genérico de los que personifican a un espíritu de una madre en pena.
Por ejemplo en su libro Mitos, leyendas y costumbres de los Andes Huilenses, Bolívar Sánchez hace referencia a este personaje acorde con la tradición oral, donde se le define como una madre soltera que decidió no tener a su hijo y por eso aborta, acarreándole esto el castigo de escuchar permanentemente el llanto de su niño. Este castigo la desesperó y la obligó a deambular por el mundo sin encontrar sosiego, llorando, gimiendo e indagando por el paradero de su malogrado hijo.
Simboliza el castigo al proceder de algunos padres que de forma irresponsable y sin medir las consecuencias de sus actos, conciben los hijos para luego evadir sus obligaciones, recurriendo al aborto, como si la criatura por venir fuese la culpable de sus errores. Esta leyenda surgió para evitar la proliferación de los abortos provocados, especialmente, en las madres solteras. Cabe resaltar que los pintores ante la dificultad que conlleva representar en forma no grotesca un aborto, suelen hacer aparecer en sus obras a la Llorona como una mujer embarazada con lágrimas sobre su rostro dolorido. Representación que, sin embargo, no se adecua cabalmente al relato.

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