Dijo el ojo un día:
- Veo más allá de estos valles una montaña
elevada sobre la niebla azul. ¿ Verdad que es hermosa?
El Oído se puso a escuchar , y después de haber
escuchado atentamente durante un tiempo dijo:
- Pero, ¿Dónde está esa montaña? !no la oigo
Entonces habló la mano y
dijo: - En vano trato de palparla o tocarla; no
encuentro montaña alguna.
La Nariz dijo
- No hay ninguna montaña. No puedo olerla.
Entonces el ojo se volvió hacia otro lado y todos comenzaron a
discutir la extraña alucinación del Ojo.
decían:
- A este Ojo debe pasarle algo.
martes, 10 de julio de 2012
Dos Burros más que burros
Dos burros estaban atados entre sí. A uno y otro lado, a cinco
metros aproximadamente, su dueño había puesto dos montones de
verde y rica alfalfa. Torpes como burros que eran, acuciados por el
hambre, se empeñaron
en comer cada uno del
montón que tenían más
cerca.Tantas eran las ansias por comer, tanto
el esfuerzo al tirar cada uno por su lado,tanta la
obcecación y la cabezonería y tanto su egoísmo, que se agotaron sin probar bocado. A punto estuvieron cada uno por su lado de tocar con su hocico la hierba de enfrente pero no lo lograron
Eso aumentó más su angustia y su esfuerzo inútil.
Pasaron así una hora, hasta que, extenuados por el hambre, el trabajo y la rabia, cayeron al suelo a dos dedos(a dos dedos tan solo ) de la alfalfa.
Dos vacas que pasaban por allí , en maravillosa camaradería , se pararon y, con parsimonia inteligente, liquidaron uno de los montones y, después, con idéntico entendimiento, acabaron con el segundo.
metros aproximadamente, su dueño había puesto dos montones de
verde y rica alfalfa. Torpes como burros que eran, acuciados por el
hambre, se empeñaron
en comer cada uno del
montón que tenían más
cerca.Tantas eran las ansias por comer, tanto
el esfuerzo al tirar cada uno por su lado,tanta la
obcecación y la cabezonería y tanto su egoísmo, que se agotaron sin probar bocado. A punto estuvieron cada uno por su lado de tocar con su hocico la hierba de enfrente pero no lo lograron
Eso aumentó más su angustia y su esfuerzo inútil.
Pasaron así una hora, hasta que, extenuados por el hambre, el trabajo y la rabia, cayeron al suelo a dos dedos(a dos dedos tan solo ) de la alfalfa.
Dos vacas que pasaban por allí , en maravillosa camaradería , se pararon y, con parsimonia inteligente, liquidaron uno de los montones y, después, con idéntico entendimiento, acabaron con el segundo.
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