Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria
de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a
los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto
el que es la Vida, triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A
mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y
mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis
los suyos la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que
estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor apiádate de la miseria humana y da a tus
fieles parte en tu victoria santa.